Los
síntomas emocionales más frecuentes del síndrome premenstrual severo (SPM) o trastorno
disfórico premenstrual (TDPM) son: depresión, irritabilidad,
agresividad, susceptibilidad, cambios bruscos de humor, labilidad emocional, llanto fácil, falta de autocontrol, intranquilidad, agravación de cuadros psiquiátricos
coexistentes y, en los casos más graves, tendencia al suicidio.
También es común una disminución de la
capacidad de concentración y olvido, así como una disminución del rendimiento laboral,
aumento de las ausencias al trabajo, tendencia a aislarse y trastornos en el
deseo sexual, especialmente frigidez.
Según estudios realizados las mujeres intentan suicidarse con una frecuencia tres veces mayor que los hombres. Está demostrado que el SPM severo o TDPM causa un incremento importante en las admisiones psiquiátricas, accidentes e intentos de suicidio durante la fase premenstrual.
El comportamiento suicida viene producido por una “urgencia de muerte” que da lugar a:
Según estudios realizados las mujeres intentan suicidarse con una frecuencia tres veces mayor que los hombres. Está demostrado que el SPM severo o TDPM causa un incremento importante en las admisiones psiquiátricas, accidentes e intentos de suicidio durante la fase premenstrual.
El comportamiento suicida viene producido por una “urgencia de muerte” que da lugar a:
1.- deseo de morir (gestos suicidas sin plan específico)
2.- intentos de suicidio
3.- suicidio consumado
Normalmente, las ganas de morir vienen promovidas por ideas como: "por fin descansar", "dejar de sufrir de una vez", "no encuentro sentido a nada", "mi familia estará mejor sin mí"...
Todos los pensamientos y los comportamientos suicidas, ya se trate de gestos o de tentativas, deben ser tomados en serio.
Normalmente, las ganas de morir vienen promovidas por ideas como: "por fin descansar", "dejar de sufrir de una vez", "no encuentro sentido a nada", "mi familia estará mejor sin mí"...
Todos los pensamientos y los comportamientos suicidas, ya se trate de gestos o de tentativas, deben ser tomados en serio.
Parece difícil de creer que una baja respuesta inmunitaria y un útero enfermo (crónicamente inflamado e infectado) al expulsar toxinas pueda llegar a acarrear una serie de síntomas, entre ellos las ganas de morir o incluso el suicidio consumado. Pero así es.
Entendamos que el organismo funciona como un todo en el
que cada una de las partes están relacionadas entre sí, que es importante no
perder de vista esta perspectiva global para poder diagnosticar y tratar bien
una enfermedad tan grave como esta.