Endometriosis e infección crónica

Estudios recientes relacionan la endometriosis con infecciones subclínicas, al igual que ocurre con el  Síndrome Premenstrual (SPM).
La endometriosis consiste en la aparición y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero. Es un estado benigno pero anormal en el que la mucosa uterina invade otros tejidos del interior de la pelvis pudiendo provocar implantes (placas pequeñas), nódulos (placas grandes) y endometriomas (quistes en los ovarios). Se localiza, generalmente, en el peritoneo pelviano (tejido que rodea los órganos ubicados en la pelvis), en las trompas de Falopio, en los ovarios o en el espesor del músculo uterino, denominándose a esta última localización adenomiosis.  También puede darse en la vejiga o en el intestino y más rara vez en otros órganos más alejados del aparato genital.
La evolución de la endometriosis es imprevisible: algunas mujeres presentan pequeños implantes que no crecen, mientras que en otras puede desarrollarse extensamente dentro de la pelvis. Suele ocasionar adherencias entre órganos y es considerada una enfermedad inflamatoria, al igual que el Dr. Lolas y nosotros lo hacemos con el SPM. Además, en nuestra experiencia clínica, hemos encontrado una relación clara entre ambos diagnósticos, es decir, es muy frecuente que mujeres con SPM presenten endometriosis y viceversa.
Se estima que la endometriosis afecta, al menos, a un 15% de las mujeres en edad fértil, aunque en ocasiones puede mantenerse después de la menopausia. Y, si bien algunos casos son asintomáticos, otros pueden alterar, en diferente grado y sintomatología, la calidad de vida de las mujeres que la padecen. La frecuencia, intensidad y número de los síntomas varía dependiendo de cada caso, siendo los más destacados:
  • Dismenorrea: dolor menstrual.
  • Dispareunia: dolor en el coito.
  • Hipermenorrea: sangrados menstruales muy abundantes tanto en el tiempo como en la cantidad.
  • Metrorragia: sangrado de procedencia uterina fuera de los periodos menstruales.
  • Trastornos intestinales: diarrea, estreñimiento, dolor al defecar, retortijones, etc.
  • Amenorrea:ausencia menstrual debido a que el sangrado es interno en la cavidad abdominal.
  • En situaciones excepcionales la endometriosis puede afectar a la vejiga, generando molestias al orinar con pérdidas de sangre.
  • Pueden darse fatiga, depresión, dolores musculares, etc. de manera que muchas de las pacientes con endometriosis son diagnosticadas también de fibromialgia así como de Síndrome de Fatiga Crónica.
Como puede apreciarse, la endometriosis y el SPM son dos enfermedades que llamativamente comparten muchos síntomas.
La laparoscopia es la prueba que puede asegurar con mayor certeza la presencia de endometriosis. Se trata de una pequeña intervención bajo anestesia general, en la que se explora el interior del abdomen con un video-endoscopio. El ginecólogo-cirujano revisa los órganos en busca de cualquier tejido de endometriosis, valorando su ubicación y extensión.
Si bien no se ha estudiado la causa con suficiente precisión, la teoría es que durante la menstruación, parte del tejido menstrual o endometrial, en lugar de ser evacuado por el canal del cérvix, regresa a través de las trompas de Falopio por flujo retrógrado (menstruación retrógrada), pudiendo colonizar el ovario y/u otras zonas y responder en cada ciclo de la misma forma que las células endometriales uterinas.
Al igual que sucede con el SPM, muchos trabajos de investigación están revelando la participación del sistema inmunitario en la endometriosis. Las defensas no trabajan correctamente y ello impediría que reconociesen como extrañas las células endometriales dejándoles paso libre a otros órganos internos. Además, estas teorías se ven apoyadas en la evidencia de que las mujeres que padecen esta patología  tienen mayores probabilidades de sufrir trastornos del sistema inmunitario (alergias, intolerancias alimentarias, asma, amigdalitis, etc.), así como enfermedades autoinmunes (aquellas en las que el cuerpo ataca sus propios tejidos). Creemos que, al igual que sucede con el SPM, un estudio más profundo del sistema inmunitario podría revelar información importante para realizar un enfoque terapéutico desde este punto de vista más causal. Y en este sentido queremos destacar esta reciente publicación de Khan y cols. (“Detección molecular de colonización microbiana intrauterina en mujeres con endometriosis”) que pone de manifiesto la relación entre la infección crónica subclínica y la endometriosis.
También se la relaciona esta patología con los disruptores hormonales ambientales, los cuales hemos tratado en otro artículo. Pero la mayoría de los investigadores focalizan la causa de la endometriosis, principalmente, en una anomalía del funcionamiento de las hormonas ováricas, considerando los estrógenos los precursores en el desarrollo de la enfermedad.
Normalmente, la cirugía es la mejor opción de tratamiento para las mujeres con endometriosis extensa, cuya finalidad es tratar los focos sin dañar el tejido sano. Existen dos tipos de abordaje quirúrgico: laparoscopia y laparotomía. La laparoscopia, que como hemos mencionado es también utilizada para el diagnóstico, consiste en la introducción de dos o tres canales de trabajo tubulares en el abdomen por los que se introducen la cámara y las herramientas quirúrgicas con las que se tratan las lesiones o se extirpan los órganos afectados: útero (histerectomía), trompas de Falopio u ovarios. La recuperación tras una laparoscopia es más rápida que en el caso de la laparotomía, ya que en esta última se abre la pared abdominal para realizar el mismo proceso por visualización directa.
Pero, normalmente, se realizan otro tipo de terapias antes de acudir a la cirugía. Al igual que sucede con el SPM, el planteamiento hormonal suele ser la primera línea de tratamiento, utilizando varios tipos de fármacos: combinación de estrógeno y progesterona, progesterona sola, píldoras anticonceptivas o la suspensión de la función ovárica con fármacos agonistas de la hormona liberadora de la gonadotropina (GnRH). Estos tratamientos disminuyen o eliminan los síntomas en muchas ocasiones, pero en general, tras suspenderlos, la endometriosis persiste y los síntomas reaparecen. Además, hay que considerar los numerosos efectos adversos de las terapias hormonales, entre ellos, tal y como menciona Khan,  el tratamiento con GnRH actúa como inmunosupresor, promoviendo la infección subclínica existente en la endometriosis: “(…) Estos hallazgos indican la presencia de infección subclínica en el medio intrauterino y en el líquido quístico del endometrioma ovárico. Se debe considerar el efecto secundario adicional del tratamiento con GnRHa en la promoción de la infección silenciosa intrauterina y/u ovárica.
En suma, entendemos que existen suficientes evidencias para pensar que una deficiencia inmunológica favorece la  infección-inflamación crónica del aparato genital femenino que, si no recibe el tratamiento oportuno, puede terminar generando numerosas complicaciones o enfermedades (miometritis crónica, adenomiosis, endometriosis, enfermedad inflamatoria pélvica crónica), con sus respectivos síntomas locales y multi-sistémicos recogidos tanto en el diagnóstico de la endometriosis como en el del SPM.
- Fuente: NG Clínicas -