Menstruación y Pecado Original

 
1.- El legado de Eva: 
La imagen bíblica de Eva como mujer tentadora ha tenido un impacto extremadamente limitante sobre las mujeres en la tradición judeocristiana, que considera que todas heredaron de Eva su culpa y su mentira. La menstruación, junto con la concepción y el embarazo, fue considerada como justo castigo por el ancestral delito cometido. 

Tertuliano, uno de los apologistas más importantes del siglo III decía sobre las mujeres: "¿No sabéis que cada una de vosotras es una Eva? La sentencia de Dios sobre nuestro sexo persiste en esta época, la culpa, por necesidad, persiste también. Vosotras sois la puerta del infierno. (…) Por causa de tu mérito, que es la muerte, incluso el hijo de Dios tuvo que morir." 

Santo Tomas de Aquino, uno de los mayores introductores de la filosofía aristotélica en la teología cristiana, pensaba al igual que Aristóteles que: "A lo que se refiere a la naturaleza individual, la mujer es defectuosa y mal parida, desde el momento que la fuerza activa de la semilla masculina tiende a la producción de una similitud perfecta en el sexo masculino; mientras que la producción de una mujer deriva de un defecto en la fuerza activa o de alguna indisposición material, o de alguna influencia externa." Ag52-62 

Martín Lutero reformador del cristianismo, decía de las mujeres: "Déjenlas tener su hijo y hagan lo que puedan; si mueren: benditas sean porque seguramente morirán en la noble labor y de acuerdo a la voluntad de Dios... Han visto que débiles y enfermizas son las mujeres infértiles; aquellas bendecidas con muchos hijos son más sanas, más limpias y más felices. Pero si eventualmente se desgastan por tener hijos y se cansan y se mueren, eso no importa. Dejen que mueran pariendo, para eso están aquí." (Sobre la Vida Matrimonial, 1522) 

2.- Mujer sucia e impura:
El que la mujer sangrara todos los meses llevó a que fuera considerada “impura”,  además su impureza podía contaminar a los otros. Esta idea es común en la mayoría de las culturas ancestrales. La idea de contaminación es muy extensa y se manifiesta de múltiples maneras. 

En la China antigua la sangre menstrual no podía tocar el suelo para no enojar al espíritu de la tierra. 

En la cultura grecorromana: “El contacto con el flujo mensual de la mujer amarga el vino nuevo, hace que las cosechas se marchiten, mata los injertos...” Plinio el Viejo, Historia Natural, libro 28, cáp. 23, 78-80; libro 7, cáp. 65. 

En la Edad Media pensaban que la sangre menstrual poseía poderes maléficos y podía: debilitar o incluso hacer impotente al varón, arruinar las cosechas, avinagrar el vino, agriar la leche, corta la mayonesa, ennegrece el azúcar, impedir la fermentación de la sidra, etc. 

Las culturas anglosajonas llaman a la menstruación: "the curse"  que significa “la maldición”.

De El Antiguo Testamento extraemos: "Cuando una mujer tiene su flujo regular de sangre, la impureza de su período mensual durará siete días, y aquello que toque estará impuro hasta la tarde. (…) Ya sea la cama o algo en lo que ella se haya sentado, cuando alguien lo toque, estará impuro hasta la tarde." (Lev. 15:19-23).

La mujer menstruante era a veces "desterrada" para evitar cualquier posibilidad de contacto con ella y la enviaban a una casa especial llamada "Casa de la Suciedad" durante su período. 

La Biblia trata a la mujer como un ser imperfecto, contaminante y peligroso (Eclesiastés 7:26-28, Levítico 12: 1, 2-5, etc); la presenta abiertamente como una pertenencia (Éxodo 20:17, Deuteronomio 21: 11-14 Jueces 21: 7 10-12, Jeremías 8: 10 2, Samuel 12: 11, etc) o menos valorada que el varón (Levítico 27:2-3-4, Deuteronomio 22: 13-21, etc). 

El Talmud considera a la mujer menstruante como "fatal" incluso sin que se produzca ningún contacto físico:  "Nuestros Rabinos enseñaron:.... si una mujer menstruante pasa entre dos [hombres], si es al principio de sus menstruos, ella matará a uno de ellos, y si está al final de sus menstruos causará disputa entre ellos." (bPes. 111a.) 

Para los musulmanes: la sangre de la menstruación se considera restos impuros, de manera que en esos días la mujer no debe tener relaciones con su marido. Tampoco pueden tocar el Corán original en árabe (las traducciones sí). "Te preguntarán sobre la menstruación. Responde: Es un  mal. Apartaos de las mujeres durante la menstruación y no os acerquéis a ellas hasta que estén puras. Cuando estén puras id a ellas como Dios a mandado. Dios ama a los que se arrepienten y ama a los que se purifican." Corán 2,222 

Actualidad: Muchos Padres de la Iglesia, canónicos, teólogos y líderes de la Iglesia opinaban que las mujeres no debían ser ordenadas sacerdotes porque sus períodos menstruales las hacían “ritualmente impuras”. Cuestión que hoy en día sigue vigente.

Quizá la visión impura e incluso maléfica de la menstruación naciera del temor e ignorancia del hombre primitivo frente a algo que no sabía por qué se producía, que no entendiera que la mujer no muriera cuando sangraba… quizá este desconcierto evolucionara a la idea de “contaminación” en las diferentes culturas y religiones, pero… deberíamos preguntarnos hasta qué punto, hoy en día, continúa esta herencia ancestral y se sigue considerando, de una manera más o menos consciente, a la menstruación como un castigo, algo maligno e impuro. Y si así fuera, si esto pudiera condicionar el modo en que las mujeres (y los hombres) viven el menstruo.